¿Alguna vez has sentido que la ciudad ni siquiera se molestó en preguntarte qué tipo de vida llevas? Si un carrito te impide pasar, si esperas el bus bajo la lluvia sin techo, o si cruzar una calle parece una arriesgada proeza atlética… bienvenida. Esa ciudad (fría, pensada para el coche, y ciega) está diseñada para un solo tipo: el hombre adulto, que va directo de casa al trabajo en coche, sin paradas, sin cargas, sin sorpresas.
La movilidad urbana feminista no es un meme ni un capricho. Es una exigencia. Porque cuando una ciudad es más amable con las mujeres, lo es con todo tipo de cuerpos, roles y trayectorias.
Un urbanismo pensado para un solo perfil
La planificación urbana se redactó pensando en un solo modelo: el desplazamiento lineal del hombre trabajador, mientras el trabajo invisible (cuidar, acompañar, recados, escolarizar) quedó fuera de la ecuación. El resultado: barrios dormitorio desconectados, calles pensadas para coches y transporte público alineado solo a horarios de oficina.
Infraestructuras que invisibilizan otras realidades
Las ciudades están llenas de «pequeños detalles» que te gritan «esto no fue diseñado para ti»:
- Aceras angostas, obstáculos constantes y semáforos veloces para «atletas».
- Paradas sin refugios, sin bancos, ni ventilación bajo el sol.
- Transporte público con escaleras, sin elevador, sin espacio para carritos o sillas de ruedas.
- Y claro, sin arcos dignos para protegerse del sol o la lluvia (como en mi querida Santander) donde faltan incluso esos techos mínimos que impidan empaparte de arriba abajo.
La movilidad con miedo al acecho
Moverse y sentirse insegura son casi sinónimos en muchas ciudades. Calles oscuras, pasos subterráneos terroríficos, autobuses sin vigilancia o protocolos claros contra el acoso…
¿El efecto? Cambiamos rutas, horarios y actividades. No vivimos con libertad, vivimos en alerta constante. Eso es violencia urbana, no «miedo femenino».
Mujeres: las auténticas usuarias del transporte público
La realidad estadística es contundente:
- En muchos países, más de dos tercios de los usuarios del transporte público son mujeres ICLEI Sustainable Mobility.
- En AMBA (Buenos Aires), las mujeres realizan un 13 % más de viajes en transporte público y, cuando hay carriles seguros, el uso de bici entre mujeres crece del 7 % al 21 % en una década World Bank Blogs.
Y sin embargo, las políticas y diseños rara vez consideran estas cifras. Son invisibles hasta que no encajan con el coche en la ecuación.
Pirámide disfuncional: coche > bici > persona
Todo está armado para que el coche avance sin interferencias. Y si te mueves en bici o caminando, o peor aún: haciendo recados o cargando niños, eres una molestia.
Ciudades feministas ya existen
- En París, el coche bajó del 12 % al 6 % y creció la movilidad activa del 55 % al 68 % Wikipedia.
- En Países Bajos, 27 % de todos los viajes se hacen en bici, con infraestructura sólida y pensada para la gente.
Incluso existen apps como Safetipin, que mapean espacios urbanos seguros para mujeres y ayudan a mejorar iluminación y seguridad Wikipedia.
Hacia una movilidad feminista
Esto implica:
- Priorizar a peatones y ciclistas con calzadas humanas, no pistas de coche.
- Mejorar transporte público accesible y atento a viajes múltiples, no solo la rutina casa-trabajo.
- Iluminar, vigilar, dignificar el espacio público sin excusas.
- Incluir a mujeres en el diseño: sin ellas, nada cambia realmente Wikipedia urbanismo feminista.
¿Por qué importa?
- En Buenos Aires, las mujeres tienen menor acceso a empleos porque su movilidad está amarrada a horarios, barrios, cuidado y transporte inadecuado blogs.iadb.org.
- En Santiago de Chile, las mujeres visitan menos lugares, tienen menor radio de acción y menos opciones de transporte data2x.org+1.
Esto es desigualdad urbana profunda.
Conclusión: diseñemos para todas
La ciudad no es neutral. Cada acera, cada paradero, define quién es visto, quién importa y quién puede moverse libremente. La movilidad urbana feminista no pide privilegio, pide justicia. Pide ciudades que dejen de medirnos por si tenemos coche o no, y midan lo que importan: nuestra dignidad, nuestra seguridad, nuestro poder de movernos… sin obstáculos absurdos.
Porque una ciudad pensada para nosotras es una ciudad mejor para todos.
Imagen destacada: Foto de SaiKrishna Saketh Yellapragada en Unsplash
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