Es cierto, hay días que no estamos bien de ánimo. Estamos tristes, nuestra vida personal o profesional nos afecta, y bueno, estar triste es un sentimiento más, no pasa nada. No hay nada malo en ello.
Salud mental y deporte
Es cierto que hay muchos psicólogos o psicólogas que dicen que el mejor aliado para trastornos psiquiátricos como la ansiedad o depresión es el deporte.
Y no lo digo yo, que no tengo ni idea, lo dicen los profesionales, ya que se hicieron estudios en esta materia. La principal conclusión fue que “los sujetos con niveles altos o moderados de actividad física total y en el tiempo libre presentan niveles de salud mental superiores a los de aquellos que realizan un nivel bajo de actividad física”. Además, los autores del estudio constataron que “el nivel de la actividad física realizada en el tiempo libre se relaciona de forma inversa con la vulnerabilidad a los trastornos mentales”.
Mi salud mental y las bicicletas
Gestionar nuestras emociones y nuestra salud mental no es tarea sencilla. Ya bien sea por temas personales o profesionales, o sinceramente por esta vida que llevamos tan desenfrenada, que al final nos termina afectando de una manera u otra.
Y no es fácil de gestionar. En mi caso, se hace todo una rueda. Tengo ansiedad porque no ando en bicicleta y no ando en bicicleta porque tengo ansiedad. ¿Qué puedo hacer yo?
Me acuerdo de la primera vez que fui a terapia. La psicóloga me pregunto que por qué estaba en su consulta. Y la primera respuesta que le dije y hoy me hace hasta gracia, fue: «Porque no puedo andar en bicicleta».
Resulta hasta «gracioso», pero pasé unos meses (o años) en los que veía mis dos bicicletas (carretera y montaña) y me ponía a llorar. Quería poder coger la bicicleta, pero no podía. Cuando lo recuerdo todavía se me pone la piel de gallina, pero joder qué trabajo más bueno hice yendo a terapia.
Fueron meses de duro trabajo y qué agradecida estoy a mi psicóloga. Me acuerdo la primera vez que pude coger la bicicleta después de esa temporada más mala, que escribí a una amiga: «Sé que te importará una mierda con mi locura de las bicis, pero por fin he podido coger la bicicleta, no veas qué subidón».
A mi amiga, claro que le importaba. Ella quería verme feliz y sabía de sobra todo lo que había pasado y todo el amor que siento por las bicicletas.
Los días tristes
Los días tristes son parte de nuestra vida. La tristeza solo es una emoción más. No hay que decir «no estés triste» porque no hay que verlo como algo malo.
Decir a alguien que no esté triste es como decirle que no se enamore, que no se enfade o que no sienta. Las personas tenemos emociones y tenemos que reaccionar a ellas. El problema es cuando no sabemos gestionar esas emociones y nos vemos perdidas o perdidos y hacemos daño a las personas que tenemos u a nosotros mismos.

Triste con la bicicleta
Pues nada, en días que estoy un poco triste, me viene muy guay coger la bicicleta. Es cierto que hay que tener cuidado porque esos días suelo estar más despistada de lo normal con el tráfico y hay que tenerlo en cuenta. No sé realmente si hay algún estudio sobre esto, pero lo buscaré.
Pero nada, es salir con la bicicleta en un día que tengo ganas de mandarlo todo a la mierda, y a la vuelta estoy como si quisiera hacerme el tour de Francia. Es automático.
No tengo mucha explicación de lo que me suele pasar, pero cuando cojo la bicicleta me da el aire de las calles de Bilbao en la cara y me enfado por dentro con esos conductores que no respetan a las bicicletas, ya está, todo en orden, pero me puedo volver a casa que ya Marta ha vuelto a la normalidad.
¿Y a ti? ¿Te pasa lo mismo?
Imagen destacada: Imagen de ? Mabel Amber, who will one day en Pixabay
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